
No puedo, ni quiero perder la esperanza. Me consuelan las noticias de hallazgos y salvamentos de niños y adultos atrapados en los escombros tras una semana de cautiverio. Mi más sincera solidaridad y apoyo con tantas personas como están allí haciendo una labor callada y eficaz: médicos, bomberos, religiosas, voluntarios de Cruz Roja, Ongs de toda índole. Ánimo y una oración por los fallecidos de Haití en esta tragedia sin freno, que hoy ha vuelto a ver como temblaba la tierra de nuevo.
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