lunes, 10 de marzo de 2014

Curiosa prohibición.

Longyearbyen, capital del archipiélago de las Svalbard, es la ciudad norteña más poblada del planeta y se encuentra situada en la isla principal, Spitsbergen a unos 1.500 kilómetros del Polo Norte. En el invierno las temperaturas pueden caer a 50 grados centígrados bajo cero. La ciudad tiene una particular prohibición: nadie puede ser enterrado ahí.
Sí, la muerte está prohibida . Longyearbyen sólo tiene un pequeño cementerio que dejó de aceptar nuevosentierros hace más de 70 años . ¿Por qué? Debido a que los cuerpos no se descomponen. Los científicos encontraron que los cuerpos se conservan perfectamente debido a la congelación.
A principios del siglo XX, unos científicos desenterraron los cadáveres de unos marineros que habían fallecido de gripe y lograron crear una vacuna contra la enfermedad. Para su sorpresa, descubrieron que los cadáveres estaban en perfecto estado de conservación a causa de la enorme capa de hielo que rodeaba los ataúdes.
Con la idea de que un cuerpo congelado tiene más posibilidades de resurrección, mucha gente comenzó a instalarse en las islas para morir y ser enterrada en ellas. Pero las autoridades tomaron nota y han impedido los entierros: más aún, en ningún edificio se permite la construcción de rampas, para que los ancianos y minusválidos no puedan instalarse y morir en la ciudad. Si alguien fallece en Longyearbyen, el cuerpo es repatriado en un avión.

Vivir allí tiene sus retos: No hay caminos fuera de Longyearbyen y las carreteras no conectan poblados entre sí. Las motos de nieve son cruciales para el transporte en los largos meses de invierno: hay 4.000 para los 2.000 habitantes de Longyearbyen. También se usan trineos tirados por perros.
Los entusiastas de la inmortalidad estaban dispuestos también a desafiar a los osos polares que rodean la ciudad. Más de 3.000 osos polares viven en torno al archipiélago Svalbard, son curiosos y a veces están hambrientos tras pasar meses en hibernación. Para vivir allí se requiere saber usar un rifle de alta potencia en cualquier momento.
En Longyearby, el sol se pone cada año por última vez el 25 de octubre y no se eleva por encima del horizonte nuevamente hasta el 8 de marzo, día en que se celebra ese momento por todo lo alto en la escalinata del antiguo hospital, donde se reúnen todos los residentes.
El lado positivo de esos cuatro meses de oscuridad es que se puede apreciar la aurora boreal.



                                        Casas de Longyearbyen. 

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