miércoles, 5 de marzo de 2014

Un carnaval distinto: Villar del Pedroso

Os quiero mostrar un Carnaval diferente, muy distinto a todos: La “Fiesta de Ánimas” o del Carnaval en Villar del Pedroso (Cáceres)
, se ha ido transmitiendo de mayores a pequeños generación tras generación, y ha quedado gravado de tal manera en el sentir de los “villarejos” que no ha sido necesario que hubiera constancia escrita para que esta se mantuviera a través de los tiempos. Es evidente, que para que esto haya sido así, fue necesario que se diera en ellos un amor hacia los ritos que se representan, y una preocupación por la conservación de la fiesta tal y como la recibieron de sus mayores; debido a ésto y al esfuerzo que cada año realiza una familia diferente, recabando ropas y dedicando su tiempo, el pueblo se agrupa en torno a ella como se hizo a lo largo de los siglos. Es imposible contrastar, ante la carencia de referencias escritas, el origen del carnaval, aunque por el contenido de los ritos, bien puede decirse que la fiesta hunde sus raíces en el desconocido acontecer de la Edad Media.

Las consideraciones que haremos sobre el Carnaval de Villar, las agruparemos en diferentes apartados, con el fin de establecer con la mayor claridad posible y por separado, los aspectos álgidos de la fiesta, que lleva en sí el encanto y atractivo de fiesta popular. Los entendidos en estos temas, apuntan que en esta celebración se barajan conceptos y elementos que en tiempos remotos pasaron a la escenificación teatral, pero que en Villar se quedaron en una fase previa y la fiesta consiste en un retazo de la cotidiana existencia del pueblo y no de una escenificación, por eso se vive cada año con el mismo entusiasmo como si fuera la primera vez.
Creemos necesario, dar una versión rápida de la fiesta para aquellos que no han tenido la dicha de participar en alguna ocasión de la misma, describiendo lo que se puede contemplar y en lo que se puede participar a lo largo de la semana que dura la celebración. Se hará una breve descripción de lo que acontece durante los días previos al domingo de carnaval o de gallos, con la recogida de limosnas para las ánimas del purgatorio.
En primer lugar debe puntualizarse que la fiesta la organizan los miembros de una familia, que han solicitado al finalizar los festejos del año anterior, el domingo de Piñata por la tarde, ser ellos los que realicen y organicen el Carnaval del año siguiente. Los miembros de esta familia se distribuyen los cargos de relevancia en los ritos, acompañándoles sus amigos, vecinos y voluntarios que quieran participar, ya que son muchos los puestos que hay que cubrir en la organización de la trama. En esto no interviene ninguna institución, es la expresión libre de los individuos de la familia que solicita organizar las fiestas. Más tarde hablaremos de los cargos, ahora solo diremos lo que estos hacen las semanas previas a la del carnaval.
En los últimos días de la semana anterior al domingo de gallos, “los del carnaval” o “la soldadesca”, que así se denominan a los que organizan los festejos ese año, salen a la postura del sol por las calles del pueblo acompañados de varios tamborileros, cantando diferentes letrillas al ritmo característico del tambor para esta ocasión; a la soldadesca se unen todos aquellos que quieran acompañarles. Hasta hace poco, la comitiva se paraba en las puertas de las casas de los vecinos a solicitar una limosna para las ánimas del purgatorio, a cuyas puertas llamaban con un esquilón que hacía sonar un miembro de la soldadesca. Cuando el vecino salía, la comparsa cantaba unas coplas con unas letras y un ritmo especial: eran las “coplas de las ánimas”; cosa que hoy casi nadie sabe interpretar, y los rondadores en la actualidad tampoco llaman a las puertas y sólo solicitan las limosnas a aquellos que salen de sus casas a verlos pasar, y éstas, que antes eran en especie (principalmente trigo), han sido sustituidas por dinero. El nutrido grupo de personas pasean por las calles cantando al son del tambor, mientras que este retumba al pasar por las estrechas callejas, y las paradas ya no se llevan a cabo en las puertas de los vecinos sino en las pocas y contadas tabernas del pueblo.
La comparsa trata de entonar al son del tambor las mismas letrillas, cosa que no siempre lo consigue, pero la alegría se desborda por las calles, y el vecindario sale a las puertas de las casas a saludar y a dar vivas al carnaval y a la soldadesca. El carnaval y el recuerdo a las ánimas se funden como si fueran partes de un todo, sin olvidar el baile típico denominado El Serengue en la Calle Real. Aquí os dejo el baile típico del pueblo más peculiar de Extremadura. Os lo aseguro id un día como el próximo domingo de Piñata.


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